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lunes, 4 de agosto de 2008

Un mes en Túnez!!!



Aquí nuevamente, mi periódica crónica tunecina. Auqnue hace bastante que no escribo. Es que he tenido unos días agitadísimos, che, y se complica.
Mis días siguen siendo fabulosos, pero quiero detener el tiempo!. Pasa todo muy rápido. Hace ya dos meses que estoy fuera de Argentina. Y ya pasó un mes desde que llegué a Túnez. Y me temo que los últimos 20 días van a pasar más rápido aún. Dicen que cuando las cosas de la vida son bonitas, parecería como que pasan rápido. Pero gracias a Dios puedo decir que verdaderamente estoy aprovechando el tiempo.




Con Daiana, la bellydancer brasilera que está trabajando en otro hotel, ya somos buenas amigas y compartimos muchas cosas. Salidas, paseos, tardes de playa y paracaídas, y charlas muuy extensas. Charlas que son triligües, porque ella me habla en portugués, yo le hablo en español, pero al ratito me pide que se lo repita en inglés porque no entendió. Y nos reímos mucho de nuestros idiomas que son parecidos pero que los llamados “falsos equivalentes” te hacen confundir. Ella hace dos años que trabaja bailando en los países árabes así que me ha puesto al tanto de todas las cosas que tengo que saber, y de todas las vicisitudes de trabajar como bellydancer.


Los shows van bien, y los disfruto mucho. Día a día voy aprendiendo nuevas cosas y superándome; muchas cosas se aprenden arriba del escenario. Hay muchos momentos de adrenalina, momentos de encuentro personal, como le digo yo. Momentos en el que me olvido que estoy allí arriba, cierro los ojos mientras estoy bailando y le agradezco a Dios poder estar haciendo esto, y ser reconocida como una bailarina profesional. Algo que en Argentina cuesta demasiado. Cuando todos me llaman por mi nombre en el hotel, y no se quiénes son, cuando me tratan bien, cuando elogian mi danza, cuando me dan palabras de aliento, y sobre todo, cuando me respetan como mujer, me siento plena, feliz y con muchas ganas de dar siempre lo mejor de mí.
Mientras tanto, durante el día aprovecho para salir y tratar de conocer algunos lugares. El balance del primer mes es positivo, porque ya tengo un par de amigos y ya he recorrido hermosos lugares, y pasado gratos momentos.


El sábado fuimos con Daiana y Fadi a Mahdia, una ciudad a 2 horas y media de aquí. Fue una experiencia parecida a la de Sousse, pero esta vez sin paracaídas, pero con baile. Obviamente, fui sin dormir, ya que a las 8 nos pasaba a buscar el manager de Dai por el hotel de ella. Así que a las 7 me fui para allá y desayunamos juntas, y a las 8 ya estábamos regias. En el viaje con dai empezamos a hablar del Chavo del 8 y a hacer todas las frases típicas. Fue muy gracioso, Fadi y el chofer no entendían nada de nada. Y nosotras a las risotadas con el llantito de Quico, el “pi pi pi pi” del Chavo, y los gritos desconsolados de la Chilindrina. Está bueno compartir con alguien un poquito de cultura latinoamericana en medio de la cultura árabe que nos rodea. Antes de llegar a la playa pasamos por las ruinas romanas de El Jem, donde pude sacar varias fotos y volver a respirar historia. El lugar es parecido a las ruinas que visité en Biblos (Jbeil), pero cada lugar tiene su encanto y su historia. Cuando uno visita otros países nunca hay que perderse lugares como éste, que son los cimientos de la cultura de cada nación. Recorrimos también algunas callecitas de un barrio típico, donde venden artesanías, tapices, y muchas cosas de decoración hermosas. Hacía muchísimo calor, y era justo el mediodía. En la playa nos estaba esperando la familia del manager de Daiana, así que el día prometía ser muy familiar y ameno.


El mar en mahdia es asombrosamente azul, de aguas muy claras, y de arenas blancas. Disfruté mucho el mar, y por momentos me recordaba a mis vacaciones en Brasil con Guille, cuando fuimos a Bombinhas, donde el agua de mar es similar. La playa en si, es muy linda (bastante más linda que Sousse), hay un bar que pone música disco, y un quincho que tiene una pista de baile. Pasaron de todo tipo de música, y grata fue mi sorpresa cuando escuché música en español, y yo feliiiz. Y más feliz aún cuando comenzó el ritmo de salsa…no me pude resistir. Con Dai empezamos a hacer el pasito básico, y a la pista. Obviamente nadie estaba bailando más que las locas de la argentina y la brasilera. Todos miraban, como si fuéramos bichitos raros. No me importó, nosotras orgullosas mostramos nuestros ritmos latinos. La salsa es centroamericana, pero americana al fin, no?. Y después de dos meses escuchando nada más que música árabe en todos lados, escuchar salsa fue algo distinto, y de hecho muy divertido.


Después del show latino, fuimos a comer algo. Estábamos con hambre, no habíamos almorzado, y el mar abre el apetito. Una mesa larga con toda la familia del manager, A´slama a todo el mundo, nice to meet you y a comer. Comenzó q llegar comida de mar, pescados, mariscos, esas cosas, pero con Dai pedimos el clásico: pizza margarita. El lugar donde almorzamos es un resto en una terraza descubierta a 50 metros del mar. El condimento que lo hizo perfecto fue que estaba la banda de músicos tocando. Fadi (el cantante libanés que trabaja con Daiana), fue invitado al escenario a cantar. Él es famoso es los países árabes porque participó de la Academia Superstar (como la que se hacía en Arg,), así que todas las pibitas pidiendo autógrafos. Comenzó a cantar y nos llamó a bailar a Dai y a mí. Noooo, no queremos…estamos “así nomás”. Estábamos en bikini, y con un chal amarrado en la cintura, para estar más decentes para sentarse a la mesa. No aceptaron nuestra negativa y fuimos arrastradas hasta el escenario…aunque así somos las mujeres, si nos hacemos rogar tiene más sabor, jajaj. Qué puedo decirles, fue maravilloosa la experiencia. Porque fue muy alegre, y bailé con todo mi corazón y mi pasión por la música árabe. La gente estaba muy divertida aplaudiendo, y comenzó a subir la gente que estaba en la playa a ver qué era todo ese alboroto. En pocos minutos se llenó de gente. Volaban los billetitos de dinares, jajaja. Lo más lindo fue volver a bailar descalza!!!. Me dio mucha nostalgia, y será por eso que lo disfruté tanto. Así que luego de nuestro 2do show, nos fuimos a sentar porque había llegado la pizza. Pero al rato volvimos a bailar, esta vez dos temas más. Fue muy grato, divertido y realmente lo guardé con llaves en mi corazón en el cajón de los recuerdos felices.


Volvimos pasadas las 11 de la noche. La ruta estaba muy congestionada y tardamos más de lo habitual en llegar. Por suerte dormí todo el viaje, así que no me sentía tan cansada a la hora de mi show.
Otro día feliz en Túnez, un país al que sin duda deseo volver en algún momento. A fines de agosto estaré viajando nuevamente a Líbano, para un festival que se organiza la primera semana allí, donde estarán casi todas las bellydancers que trabajan para la misma empresa que yo. Espero seguir cosechando amistades internacionales, jajaj..


Gracias por seguirme. Todos los días hay nuevas historias que merecen ser contadas, pero si no escribo tan seguido es para no agobiarlo de cosas. Periódicamente subo nuevas fotos en mi space. Gracias a los que me escriben, a los que dejan comentarios, y a los que me tiran buena onda argentina. Los extraño mucho, y les mando un beso cálido de verano tunecino…


FER!!!




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Encontre este blog de casualidad, y me colgue leyendo tus emocionantes relatos sobre tu viaje por oriente. es increible! Segui escribiendo, con gusto voy a seguir leyendo todo.
Un saludo grande desde Buenos Aires!
Besos y muchos exitos!

Azpeitia poeta y escritor dijo...

Yo he sido Instructor Paracaidista en el ejercito de tierra español y tuve como compañeros a varios instructores Argentinos que vinieron a a España a hacer cursos de Oficiales...conozco las sensaciones y la experiencia...es fantástica (actualmente soy Economista y tengo un despacho de abogados)....un abrazo de azpeitia